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Jubilados aumentan, ya equivalen al 24% del total de cotizantes, y pensión por edad cae 3,49% en 10 años

Fuente: El Mercurio. Domingo 26 de febrero de 2017.

El debate sobre cómo mejorar las pensiones en Chile se tomó parte importante de la agenda y, seguramente, a partir de marzo, la discusión recobrará intensidad. Al fragor de las masivas movilizaciones convocadas por el movimiento No+AFP durante el año pasado, el Gobierno anunció una propuesta que apunta, en lo grueso, a incrementar la actual cotización en cinco puntos porcentuales adicionales.

Sin precisar el destino que tendría ese ahorro adicional -un fondo colectivo, cuentas individuales o un mix entre ambos- y dejando este aterrizaje para el futuro proyecto, lo cierto es que en año de elecciones se ve complejo llegar a puerto con esta reforma. Así lo han advertido desde todos los partidos de gobierno y oposición (salvo el PC). Incluso, el propio ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha señalado que los comicios de octubre hacen que este propósito sea aún más difícil.

Pero el mundo no se detiene ni se ajusta a los ritmos legislativos. El sistema previsional comenzó un proceso de maduración, con cada vez más personas que se están jubilando bajo el actual sistema. Cada año se jubilan más de 60 mil personas -suman 304.031 en el último lustro, para ser precisos-, considerando todas las modalidades de pensión, como vejez, vejez anticipada e invalidez, entre otras. Con ello, el sistema de pensiones ya suma un total de 1.390.013 beneficiarios, personas jubiladas, cifra que equivale al 24,4% del total de cotizantes activos del sistema.

¿Mucho o poco? Hace 10 años, los pensionados representaban cerca del 15% del total de cotizantes.

Dicho en simple, si hace una década había un jubilado por cada siete trabajadores cotizantes, actualmente hay solo uno por cada cuatro trabajadores, lo que da luces de los problemas para diseñar e implementar cambios sustentables a los sistemas previsionales con una población creciente de jubilados, en relación con la población activa.

Otro de los resultados: la pensión promedio -considerando todas las modalidades- disminuyó 1,48% en términos reales durante la última década, llegando a los $210 mil mensuales, según cifras de la Superintendencia de Pensiones. Y si se toman solo las pensiones por vejez/edad que son las más representativas, considerando su cobertura, la caída es más pronunciada y llega a -3,49% en 10 años, totalizando una pensión promedio de $196 mil mensuales. Hace 10 años, esa misma pensión llegaba a $203 mil mensuales.

También hay modalidades que mejoran, como las pensiones por vejez anticipada, que subieron 13,54% en 10 años, llegando a $315 mil mensuales. Claro que esta modalidad corresponde, en general, al segmento de ingresos altos, aclara Cecilia Cifuentes, investigadora del Centro de Estudios Financieros ESE Business School. Esto, porque la ley permite pensionarse anticipadamente siempre y cuando los afiliados cumplan ciertas condiciones, como que logren financiar una pensión igual o superior al 70% del promedio de sus remuneraciones de los últimos 10 años, lo que en la práctica supone del orden de los 30 años de cotización.

Las pensiones son reflejo de ahorro insuficiente

En la medida que el sistema fue madurando, con la jubilación de grupos de personas con ahorro insuficiente, los promedios se fueron al piso. ¿Por qué ocurrió esto? Porque el único requisito para pensionarse por vejez es la edad legal (65 años para hombres y 60 para mujeres), sin importar si esa persona ahorró o no. Y si en enero de 2007 el 53% de los pensionados correspondía a jubilados por edad, hoy esa proporción llega al 76% del total.

Incluso, en la industria de las AFP cuesta que alguien se sorprenda con la evolución estadística de las pensiones promedio. Esto, porque al comparar montos de pensión, se está cotejando el resultado de un universo de personas que no tienen el mismo nivel de ahorro ni los mismos años de cotización.

Según una investigación de Clapes UC, durante los últimos años jubilaron cientos de miles de personas que cumplían con el único requisito de la edad (65 para los hombres y 60 para las mujeres), pero sin haber ahorrado lo suficiente para obtener una pensión.

En la Asociación de AFP sostienen que las estadísticas no revelan la capacidad del sistema para convertir ahorro en montos de pensión, puesto que las cifras consideran un universo de personas que no tienen el mismo ahorro y no tienen los mismos años de cotización. Por ejemplo, se incluyen a las personas que, a contar de 2009, realizaron una sola cotización para recibir el bono por hijo. Recién en noviembre de 2016, la autoridad comenzó a publicar estadísticas de pensiones por años cotizados.

La Organización Internacional del Trabajo, de hecho, recomienda limitar el acceso a pensiones a quienes completen al menos 10 años de cotización, indica el estudio de Clapes UC.

En el sistema de cuentas individuales, el cotizante es dueño de sus fondos, pero no puede retirarlos antes de jubilar y renunciar al sistema. Y como contrapartida, tiene derecho a recibir una pensión, aunque haya cotizado un solo mes. En el sistema antiguo, en cambio, si una persona cotizaba menos de 15 años, no tenía derecho a pensión y perdía los fondos ahorrados.

Tomando en cuenta esta realidad es que la Asociación de AFP planteó en 2013 que a las personas que tengan menos de cinco años de cotización y que no califiquen para obtener el pilar solidario, se les devuelva su ahorro, con toda la rentabilidad obtenida, pero que luego no reciban pensión.

Para el vocero de No Más AFP, Luis Mesina, aquella propuesta no constituye ninguna solución. Aunque las pensiones mejorarían para efectos estadísticos, el problema seguiría existiendo y, finalmente, el Estado tendría que asumir el costo de mantener a las personas sin pensión contributiva (aquella que se construye con los ahorros): “Son medidas parche, todas esas propuestas tienen como contrapartida la necesidad de que el Estado asuma, comprometiendo recursos públicos”, afirma.

Más años de vida post jubilación y pensiones de sobrevivencia también afectan

Además del insuficiente ahorro, hay otras razones que explican los números. Los cambios en las expectativas de vida, por ejemplo, son un factor que influye: a medida que las personas viven más, el ahorro para la vejez tiene que repartirse por más tiempo, lo que genera que la pensión mensual tienda a bajar.

Si en 1981 los hombres vivían 13,5 años post jubilación, hoy viven 20,24 años. Y las mujeres pasaron de una sobrevida de 21,6 años, a 30,31 años.

“Es muy distinto cuando yo ahorro para una pensión que me tiene que durar 15 años, que cuando ahorro para una pensión que me tiene que durar 30 años. Los cambios paramétricos (tasa de cotización y edad de jubilación) debieron haber sido hace años. Cada año que pase sin hacer los cambios paramétricos, porque alguien quiere hacer una reforma sistémica o por otras razones, pone en juicio el monto de las pensiones que va a recibir la gente en el futuro”, afirma el gerente general de la Asociación de AFP, Fernando Larraín.

A esto se suma otro fenómeno que podría acentuar la caída: las rentabilidades de las inversiones y las tasas de interés van a la baja y, por lo tanto, “uno debiera esperar que los fondos de pensiones, al menos en el mediano plazo, no tengan los niveles de rentabilidad a los que estábamos acostumbrados, no solo en el caso chileno”, dice Larraín.

Las pensiones de sobrevivencia son otra fuente de distorsión. Si una persona fallece antes de jubilar, genera pensiones para su cónyuge y, eventualmente, para los hijos. En ese caso, la pensión del fallecido se divide entre varias personas, por montos más bajos, por cierto, lo que también afecta los promedios.

Alza puntual de salarios choca con expectativas del trabajador que jubila

Y por paradójico que parezca, las mejoras salariales de los últimos años también tienen algo que decir en todo esto. Según Clapes UC, en los últimos ocho años el salario real aumentó significativamente (38%).

Sin embargo, este aumento de remuneraciones, que se dio al final de la vida laboral, no se ve reflejado perfectamente en las pensiones. Esto, porque el monto con el que jubilan los trabajadores es reflejo de los ahorros de toda su trayectoria laboral, incluyendo, sobre todo, lo cotizado en los primeros años de trabajo, cuando los salarios eran más bajos. Esta realidad choca con la expectativa del trabajador, que cuando se jubila ve que su pensión se distancia aún más del sueldo que ganó en los últimos años.

Es muy distinto cuando yo ahorro para una pensión que me tiene que durar 15 años, que cuando ahorro para una pensión que me tiene que durar 30 años. Los cambios paramétricos (tasa de cotización y edad de jubilación) debieron haber sido hace años. Cada año que pase sin hacer los cambios paramétricos, pone en juicio el monto de las pensiones que va a recibir la gente en el futuro”. Fernando Larraín, Gerente general de la Asociación de AFP.

 

Fuente: El MErcurio. Domingo 26 de febrero de 2016.

Imagen: gentileza www.pixabay.com